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domingo, 30 de septiembre de 2012


IRIS
Alfonso Sánchez Ortega

Mientras tanto, nuestro planeta nos está soportando desde siempre, todos nuestros devaneos. Pero nuestra Tierra, tiene demasiadas ocupaciones, mucho más importantes que las nuestras, que no le permiten desviaciones, ni distracciones, ni ligerezas, ni imprudencias… ni errores. Pese a cualquier otra cosa que pueda suceder en otro lugar, tal vez extremadamente importante para algunos, la Tierra no nos podrá pedir perdón si se confunde en algo. No hay cabida a errores…

… la Tierra tiene que trasladarse a 30 Km/seg alrededor del Sol y éste se mueve a 215 Km/seg dentro de la Vía Láctea, arrastrando todo el Sistema Solar con él. Incluso nuestra galaxia Vía Láctea gira sobre sí misma a la velocidad de 965.000 Km/hora y ahora mismo se está dirigiendo a unos 270 Km/seg en dirección a la galaxia de Andrómeda, la más cercana a nosotros, con la que chocará dentro de unos 4.000 millones de años, ahí es nada, a menos que sucedan alteraciones que lo impidan, quizá por algún desvío, que se pudiese dar en cualquiera de ambas galaxias, o tal vez en las dos. Algo tendrá que ocurrir. De lo contrario será el final para nuestro Sistema. Debería darnos todo esto algo en qué pensar ¿por qué somos tan engreídos siendo tan diminutos e insignificantes?
Hagamos una pequeña reflexión: sin entrar en las variaciones de la gravedad —fuerza de atracción hacia el interior de cada astro— en los diferentes lugares. ¿Cuánto puede pesar la Tierra? ¿Y todos los planetas del Sistema Solar, más el propio Sol? Todo ello, junto con todos los demás cientos de sistemas de la Vía Láctea, quizá miles, tal vez incontables, dentro de los millones de estrellas ¿cuánto puede pesar todo ello? Y sin embrago todo el Sistema Solar se mueve y se desplaza. Solamente estamos considerando el Sistema Solar ¿qué tal si consideramos todo el Universo?
Y se está moviendo todo a la vez de manera continua y sincronizada. No cabe en nuestra mente comprender muy bien, cómo es que toda esa materia tan inmensa, girando y avanzando en el espacio… sin mencionar el resto, los millones de astros, sistemas, galaxias, en movimiento continuo… millones de millones de astros como la Tierra, que es nuestra referencia, siendo ridículamente tan pequeña… ¿Puede haber algo más grande? ¿No es envidiable ese sincronismo en materias tan inmensamente grandes?
Las galaxias, tienen innumerables conjuntos de sistemas que están físicamente en equilibrio en su interior. Las galaxias, siempre son las mismas, se miren desde donde se miren. Salvo alteraciones que se puedan producir, siempre catastróficas. Las constelaciones, no. Las constelaciones dependen del punto de vista desde el que se miren. Si miramos desde la Tierra, Orión tiene una imagen que podemos ver en el cielo, pero si nos trasladásemos por ejemplo a Neptuno, Orión ya no se vería igual. Si nos fuésemos a Marte o a Júpiter, también se vería diferente. Depende del lugar de visión, que hace variar las distancias. Las constelaciones son imágenes de estrellas y sistemas, que no están en un mismo plano, pero que vemos como si tal plano fuera así desde nuestro punto de vista en la Tierra, como si estuviesen ahí formando realmente esas figuras que vemos. Hemos de tener muy en cuenta, que como decimos, si cambiamos el punto de vista, las constelaciones ya no se ven igual. Ya no serían las mismas constelaciones. Solamente son un efecto óptico. Una ilusión visual de algo que, tal como las vemos, sólo existen como imagen visual, dependiendo exclusivamente del lugar desde el que se miren. Simplemente son un enorme ejemplo, de una manera relativa de ver las cosas.
Como hemos comentado un poco anteriormente, las medidas de las distancias, de las masas, de los volúmenes y del tiempo, que hemos inventado los hombres, son medidas definidas por los humanos, para medir todas nuestras pequeñas cosas de nuestro alrededor y nuestros insignificantes desplazamientos. Son medidas diminutas, tal como nosotros lo somos, comparando todo con el Universo.
Esto es algo tan evidente, que con solo pensar un momento en ello, se nos bloquea la mente con las distancias, las masas, los volúmenes y los tiempos. ¿No es grandioso? ¿No entra un poco de vértigo… si tratamos de ver las cosas desde otro lugar que no sea la Tierra? Podemos hacer una prueba y darnos un viaje hasta allí, es un buen ejercicio mental tratar de hacernos una idea de cómo desde Júpiter se puede ver la constelación de Orión, que indudablemente, no se verá como la vemos nosotros desde nuestra Tierra.
Ya que hemos escrito Júpiter, aunque es un cuerpo gaseoso, es muy grande, pesa y mucho. Tiene un volumen más de 1.300 veces más grande que la Tierra. Se dice pronto, pero no es tan fácil y rápido de asimilar, ese volumen tan enorme… Sin embargo, es el astro con mayor velocidad de traslación de todo el Sistema Solar. Y nuestro Sol, es aún mucho más grande que Júpiter, mil veces más, lo que nos cuesta mucho poder hacernos una idea. El Sol, en definitiva, tiene un volumen 1.300.000 veces más grande que la Tierra. Solamente estamos entrando a comparar tamaños de nuestro planeta con los del Sistema Solar. Si entrásemos en comparaciones con otros astros fuera de nuestro Sistema, entonces encontramos cuerpos celestes millones de veces más grandes que nuestro propio Sol. No es preciso memorizar estos valores, porque podemos encontrarlos en cualquier documentación al respecto. Lo importante es comprender las diferencias de las proporciones. Los humanos somos tan pequeños… que deberíamos tener suficiente sólo con esto, para que nuestra estupidez y nuestra arrogancia se nos borrase de nuestra forma de ser.
La Tierra tiene que seguirse inclinando 23 grados respecto de su vertical. Ni más, ni menos. La Luna afecta a las mareas en la Tierra de tal forma que el agua que cubre nuestro planeta se mueve por ello. Ese movimiento a su vez, anima a la rotación de la Tierra, uno de sus cinco movimientos, contando también el de Traslación, el de Precesión de los Equinoccios, el de Nutación y el de Bamboleo de Chandler.
La interacción mutua entre la Tierra y la Luna, está provocando que la Luna, se vaya alejando de la Tierra a una velocidad de 3,78 centímetros cada año, y el roce de las aguas sobre los fondos oceánicos poco a poco se va haciendo más lento, provocando junto con la reducción de la fuerza de la gravedad, la disminución de la velocidad de la rotación terrestre en unos 2 milisegundos por siglo.
Si el movimiento de rotación de la Tierra disminuye, también lo hará el de traslación alrededor del Sol. Echando unos pequeños cálculos, esto ha supuesto que hace unos 900 millones de años, un año de la Tierra tenía 481 días y de 18 horas cada día, lo que tiene un significado muy importante si lo comparamos con los tiempos que emplea hoy. Esto sí que es una desaceleración.
La atmósfera de la Tierra se formó a partir de los gases emitidos por su actividad volcánica y se mantiene atrapada en el mismo lugar, por la fuerza de la atracción gravitacional. A veces se oye una vez más el rumor de que una mariposa que remonta el vuelo en Japón, influye en toda la atmósfera del globo, creando perturbaciones en el clima en lugares muy lejanos. Esto es así, debido al carácter no lineal y caótico de la atmósfera.
Nuestra atmósfera de todos los días, está compuesta por un 77% de nitrógeno, un 21% de oxígeno y el resto es una mezcla de agua, dióxido de carbono y algo de argón, que varían en su cantidad según la presión consecuente de las diferentes alturas. Esto es lo que respiramos y lo que nos permite vivir aquí, hasta una altura límite de unos 11 Km desde la corteza, aunque desde casi los 8 Km, la pequeña disminución de oxígeno y aumento del nitrógeno, comienza a hacer nuestra respiración muy complicada. Pero con no ir allí…
El dióxido de carbono —anhídrido carbónico—, que desde sus principios había en la atmósfera, elevaba la temperatura de la corteza de la Tierra hasta unos 35ºC como media. La disminución hasta su ausencia, del dióxido de carbono en la atmósfera, haría que en un momento dado, los océanos se congelasen y nuestra vida, tal como la concebimos sería imposible. El aumento, por el contrario —como actualmente ya está sucediendo—, irá progresivamente aumentando la temperatura de la atmósfera sobre la Tierra, descongelando los océanos que irán cubriendo tierras en proporción y creando alteraciones en el clima atmosférico por el calor en ascenso, produciendo en la corteza de nuestro planeta, desertizaciones, que irán disminuyendo las zonas habitables y aniquilando la vida animal y vegetal.
Y todo ello, tan enorme en sus dimensiones, busca el acomodo para permanecer en equilibrio. El actual crecimiento progresivo del contenido de dióxido de carbono en la atmósfera está produciendo una elevación de la temperatura ya peligrosa, hasta que llegue a un límite inadmisible de soportar por nuestra vida. No debemos preocuparnos, ya estamos en marcha y pronto lo conseguiremos. Somos unos valientes y unos chulos —“Dicho de una persona de carácter agresivo, basto y belicoso, macarra, rufián, de gusto vulgar y hábitos incultos”—, porque nos terminaremos autodestruyendo. Todo por “el progreso” del hombre. Como anillo al dedo. Qué divertido ¿verdad?
Mientras tanto nosotros tratamos continuamente de estudiar y diseñar una y otra vez el arte de cómo engañar más y mejor a los demás, creando un nuevo marketing basado en el cartón y en el cristal, de manera que jugando con ellos como envases con sus etiquetas, ocultamos de forma desproporcionada, el verdadero contenido de una crema o una colonia, de manera que se entrega un gran envase con un minúsculo contenido, incluidos no obstante en gran proporción, los parabenes, que son añadidos químicos, insecticidas, bactericidas y fungicidas, que se incluyen a precio de colonia, crema o producto alimenticio, y que astutamente, todavía no existe el término en los diccionarios. Pese a que esté ampliamente demostrado que son muy nocivos y altamente cancerígenos.
Aunque parezca algo simple o con escasa importancia, da una idea perfecta del estudio de cómo manipular y vender las necesidades de las personas.
Todo esto es nuestro mundo. Todo, maravillosamente sincronizado. Nosotros, nuestras cosas, lo de por aquí alrededor nuestro, y todo lo que tenemos… por ahí afuera. Deberíamos ser un poco más conscientes de lo grande, inmenso y maravilloso que es todo el conjunto de elementos que nos acoge. Y todo funciona en un orden tal, que prácticamente no hay cabida a errores.
Y nosotros los humanos, que somos minúsculos granitos de polvo cósmico, nos es imposible guardar algo de equilibrio. Lo estamos haciendo mal. Sí. Nosotros cometemos muchos errores. Los cometemos todos, incluso los mismos de una manera repetitiva, una y otra vez, sin descanso. Pero por favor, mientras pensamos y nos hacemos conscientes de aprender a hacer las cosas bien, dentro de nuestro natural despiste, no nos dejemos manipular por otros para su riqueza personal o corporativa a nuestra costa.


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