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viernes, 27 de julio de 2012




A mí me gusta leer disfrutando del texto, los pespuntes dados con las teclas a las palabras y cómo se van hilvanando las páginas párrafo a párrafo. A mí me gusta disfrutar con el texto que leo y que me cuenten historias. Me da lo mismo que sea historia de la ya pasada, importante o no, que sea ficción o cualquier otra cosa, mientras se disfrute con la lectura y se sientan las emociones que el escritor ha puesto ahí. Todo lo policíaco me carga hasta la saciedad. Siempre que pones la TV hay por todas partes series y películas de policías. Todas con el mismo trasfondo de que la policía es buena y están ahí para pillar a los malos, haciendo cosas inteligentísimas para atrapar al delincuente, que siempre es tonto y se deja atrapar. Debe ser una forma subliminal de decirnos que quietecitos todos porque os vamos a coger. Se les debe olvidar que también son ciudadanos y funcionarios.
La lectura tiene su disfrute en sí, porque es como escuchar música. Se te pueden poner los pelos de punta leyendo un buen texto, lo mismo que escuchando una buena música, pero prefiero que sea por una emoción sentida, que el escritor precisamente escribió para que el lector sintiera. Como una buena música. Por supuesto que las emociones pueden ser muchas, incluso la intriga. Pero necesito también aprender cosas de los textos. De las lecturas de policías, de vampiros, de violencias sexuales, de crímenes, ... no aprendo nada, excepto a tomar buena nota para no repetir. Pero a la gente le encantan todas estas memeces, porque falsamente sienten emociones no tan escondidas. Y así es posible ver a gente muy lectora, pero que su cultura es muy mediocre. Tan mediocre como lo que leen. Realmente se han hecho a leer cosas transparentes que poco aportan al conocimiento del ser humano que tiene sus ojos puestos sobre esas páginas.
Creo que lo mismo que hay libros de inglés que están escritos para enseñar inglés a los foráneos, en los que en algún lugar de las portadas pone escrito bien claro: ESTE LIBRO UTILIZA 1.500 palabras inglesas diferentes, ESTE OTRO UTILIZA 3.000 palabras inglesas... lo mismo que ésto en estos libros, en todos los libros deberían escribir QUÉ COSAS SE PUEDEN APRENDER CON LA LECTURA DE ESTE LIBRO. Así los lectores que van a elegir un libro, pueden antes de nada valorar si les apetece aprender sobre Geografía o sobre Anatomía o sobre Genética o sobre Zoología o sobre Relaciones Humanas o sobre Natación o sobre Derechos Humanos o sobre Astronomía o sencillamente CON ESTE LIBRO EL LECTOR NO APRENDERÁ NADA, solamente se cuenta una historia y punto. Así los escritores pensarán un poco mejor que escribir, no sólo lleva el trasfondo de narrar escándalos.
También el lector podría elegir mejor, ya desde el principio y no tragarse un libro y al final pensar... ¿qué he aprendido con esto? A veces ni siquiera se justifica el disfrute de haber leído párrafo tras párrafo. Muchas veces iría a muchos escritores famosos y no famosos, les buscaría y les estamparía su libro sobre el techo de su cabeza y les diría "sinvergüenza, devuélveme el dinero que te he pagado". Eso sí, los impuestos no los podría reclamar, menudos son.
Creo que algo así sería fantástico. Y nos pasmaríamos de la cantidad de libros en los rankings de los supermercados, famosos todos ellos, que realmente no tienen nada que enseñar. Y en sus libros puede claramente apreciarse, que nada enseñan. Y precisamente si algo se necesita hoy en día en nuestro Spain Dream es aprender y reflexionar.

Alfonso Sánchez Ortega

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