Otra fotografía más, propia del autor del blog. Encantado de compartirlas.
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Un lugar muy peculiar
Alfonso Sánchez Ortega

La fermentación que allí adentro se produce, sin saber evitar los hábitos negativos y contaminantes que se van creando dentro de la empresa, como si se tratara de un virus activo, que va haciendo de la empresa un ente espesamente lento e incompetente, incapaz de reaccionar para buscar y menos aún encontrar, nuevos negocios que les produzcan alientos de aire no viciado en el día a día, que les permita estar preparados cuando el término de su habitual negocio fortuitamente cautivo, cambie de rumbo y se desmorone, mucho más aprisa de lo que costó levantarlo.

Algunos directivos allí presentes, que no directores, porque no es dirigir a las personas lo que hacen sino manipularlas para defenderse y afianzarse, protegidos en la suerte de tener en sus manos un negocio sencillo, rentable y cautivo, que les permite hacerse fuertes en el día a día de la empresa, y les mantiene en los puestos que de forma incompetente ocupan, por el miedo y la amenaza que generan, evitando que llegue un día, en el que cambien las cosas, cuando toque suceder algo que se les escape de las manos y por fin se les descubra y todo comience a inclinarse como las fichas de un dominó. Porque ni ellos, ni el negocio encontrado, está garantizado de por vida. Así, mediante la manipulación de las personas y de su entorno personal, generan miedo, desgana, parsimonia, apatía, dejadez, envidia, pereza y ociosidad para la empresa, sobre todo claramente existente en ellos mismos. Esta es una buena parte de las miserias que la empresa tiene. El resto proviene indudablemente como consecuencia de su forma de comportarse, que nunca les hace pensar verdaderamente en la empresa para aportarle valor. Claro que tampoco saben cómo hacer tal cosa.